
En el emplazamiento donde ahora encontramos el renovado Mercado de Santa Caterina en 1275 se levantaba el convento de Santa Catalina. Ese mismo año se inauguraba la iglesia del convento que se convertiría con el paso de los años en uno de los principales centros de devoción católica de la ciudad, comparable tanto en importancia como en arquitectura con la catedral de Barcelona o Santa María del Mar. Todo el convento y la iglesia fueron derribados 1837 tras el proceso de desamortización de Mendizábal. El mercado actual, fuertemente renovado entre 1997 y 2004, se construyó en 1844.